Euskal Herriko elkartea

No deja de ser un poco sorprendente que hayan pasado más de 60 años desde que Emmi Pikler se hiciera cargo de esta Casa-Cuna y que su trabajo y el de sus colaboradoras sea tan desconocido entre nosotros, o que lo haya sido hasta hace muy pocos años.

 

La publicación en Francia, en 1971, del libro Lóczy ou le maternage insolite fue, probablemente, el punto de inflexión que dio a conocer, fuera de los Paises del Este, la existencia, la labor y los logros del Instituto Lóczy.

Este libro se publicó en castellano en 1986 y ha sido reeditado en 2010 con el título Lóczy, una insólita atención personal. El descubrimiento y la divulgación de la existencia y el trabajo desarrollado en Lóczy, hizo posible la movilización internacional de apoyo y solidaridad con el Instituto Pikler, tanto en Europa occidental como en el resto del mundo.Apoyo y solidaridad reavivado cada vez que Lóczy ha estado en peligro de desaparición. Desde que la doctora Emmi Pikler se hizo cargo de la casa cuna en 1946 (tras la liberación de Hungría por las tropas soviéticas y el establecimiento de un régimen socialista afín a Moscú) hasta 1991 aproximadamente (año del colapso de la Unión Sovietica), Lóczy pudo desarrollar su trabajo con plena normalidad. Con motivo de la primera gran alarma, entre 1996 y el 2001, el cineasta francés Bernard Martino realizó con el apoyo, entre otros, de la Asociación francesa Pikler-Lóczy y el Ministerio francés de Empleo y Solidaridad, el film Lóczy, un hogar para crecer. En este documental, Bernard Martino hacía la siguiente reflexión:

«Este lugar, único en el mundo, excepcional por su modo de funcionamiento, está en peligro de desaparición. Si esto se produjera sería una inmensa pérdida, no sólo para los húngaros, sino para todos nosotros. Porque en este siglo que nos ha enseñado todo sobre las maneras de destrucción del individuo, únicos son los lugares en donde, como aquí, se sabe ayudar a construir el ser humano»

La movilización internacional logró mantener con vida al Instituto. Pero aquella primera gran alarma no fue la última. En 2011, la supervivencia de Lóczy entró en una situación límite. Aunque en abril de ese año se cerró la Casa-Cuna, la movilización internacional logró parar lo que parecía inevitable y la Escuela Infantil continúa su labor; pero, una vez más urge articular una red internacional que pueda garantizar la continuidad de Lóczy. En este contexto solidario –que siempre ha caracterizado la relación con Budapest– se producen los primeros movimientos asociativos en Euskal Herria. Entre primavera de 2008 y otoño de 2009 se gesta Euskal Herriko Pikler-Lóczy Sarea, y en diciembre del mismo año, sale a la luz. Tras más de tres años y medio de intensa labor divulgativa y formativa, en septiembre de 2012 Budapest autoriza la creación de la Asociación Vasca. En primavera de 2013 nace Pikler-Lóczy Euskal Herriko elkartea.